dimarts, 9 de febrer del 2010

......Sota els 50º de latitud sud no hi ha Déu.......(després de tanta repetició, avui toca una mica d'autoestima)

Cabo de Hornos   (de la wikipèdia)
Variados factores se combinan en torno al cabo de Hornos, convirtiéndolo en uno de los hitos marítimos más peligrosos del globo terráqueo: algunos son las duras condiciones de navegación propias del Océano Austral, la geografía del paso al sur del Cabo y la extrema latitud austral de éste: 56ºS (en comparación, el cabo Agulhas al sur de África está a 35ºS y la isla Stewart en el extremo meridional de Nueva Zelanda, a 47ºS).
Los vientos que prevalecen en las latitudes bajo los 40ºS pueden moverse de oeste a este alrededor del planeta debido a la inexistencia casi absoluta de tierra, por lo que esta zona recibe el título de los «cuarenta bramadores», seguidos por los «cincuenta furiosos» y los aún más violentos vientos de los «sesenta aulladores». Estos vientos hacen que la mayoría de las naves que viajan desde el este traten de mantenerse lo más cerca posible de la latitud 40ºS; sin embargo, al rodear el cabo de Hornos, las naves deben adentrarse necesariamente a aguas de latitud 56º, en la zona de los vientos más fuertes.[18] La fuerza de estos vientos es exacerbada en la zona por el "efecto embudo" provocado por los Andes y la Península Antártica, canalizando las masas de vientos al Pasaje de Drake.
Los fuertes vientos del Océano del Sur provocan a su vez altas olas, las cuales pueden alcanzar grandes dimensiones al rodear el planeta sin encontrar obstáculos terrestes. Sin embargo, en la zona del cabo de Hornos, éstas encuentran una zona de aguas poco profundas, lo que provoca que las olas sean más cortas y más empinadas, acrecentando el riesgo para los navegantes. Si la fuerte corriente en dirección este del Pasaje de Drake se encuentra con vientos en dirección contrarias, este efecto puede acrecentarse aún más.[18] Adicionalmente, la zona al oeste del cabo de Hornos es particularmente conocida por sus olas gigantescas que pueden alcanzar alturas superiores a los 30 metros.[19]
Los vientos predominantes crean particulares problemas para las embarcaciones que intentan rodear el Cabo en sentido contrario, es decir, de este a oeste. A pesar de que esto afecta a todas las naves de alguna forma, los más afectados son los tradicionales barcos mercantes, que a duras penas pueden avanzar en el mejor de los casos;[18] en cambio, los modernos yates y veleros son bastante más eficientes y logran generalmente realizar la ruta, lo que permite la realización de regatas como la Global Challenge.
Finalmente, los hielos son también un importante obstáculo para los marinos al descender la latitud 40º. A pesar de que el límite de la banquisa pasa a bastante distancia del cabo de Hornos, los icebergs siguen siendo importantes peligros para las naves. En el Océano Pacífico Sur durante febrero, los témpanos se mantienen al sur de la latitud 50º, pero en agosto pueden llegar hasta los 40º Sur; el cabo de Hornos está bajo ambas latitudes.[20]
Todos estos factores han convertido al cabo de Hornos, probablemente, en el paso marino más peligroso de la Tierra. Muchos barcos han naufragado y marinos han fallecido tratando de lograr la hazaña de pasar el Cabo.

13:00 (hora xilena) 15-12-2007   "Una mà pel vaixell...i l'altre per tú" .  Hornos al darrera.  Veler "Santa Maria",  14'75 metres d'eslora , construcció d'acer.   Un dia penjaré al blog  la travessa al complert.          I després hi tornaré.



Literatura y cultura (de la wikipèdia)

El cabo de Hornos ha sido un ícono de la cultura marina por siglos; ha sido utilizado en una serie de cantos marineros[32] y en variados libros sobre la navegación que relatan la peligrosa travesía en torno al Cabo.
Justo antes de las ocho en punto (cuando a esta latitud comienza el ocaso) [...] corrimos a cubierta y encontramos una enorme nube negra acercándose hacia nosotros desde el sudoeste, oscureciendo completamente el cielo. "¡Aquí viene el cabo de Hornos!" dijo el capitán y nosotros apenas tuvimos tiempo para arriar las velas antes de que llegáramos. En pocos momentos, el mar se endureció como nunca antes lo habíamos visto y nuestro pequeño buque [...] se zambulló en él y toda la parte delantera estaba cubierta por agua; el mar entraba a través de la proa [...] intentando mojar todo sobre la cubierta. En los drenajes, el agua llegaba hasta la cintura de un hombre. Nosotros saltamos arriba y enrollamos doblemente las velas principales y aseguramos las restantes, ajustándolas todas. Pero eso no bastaba; el barco se esforzaba para superar el embate del mar, mientras el temporal empeoraba. Al mismo tiempo, el hielo y el granizo nos azotaban con furia.
Richard Henry Dana, «Cabo de Hornos, una visita»[33]
Charles Darwin, en «El viaje del Beagle», el diario de su expedición de cinco años sobre el HMS Beagle con el cual basó su «El origen de las especies», describió su encuentro con el Cabo, en 1832:
21 de diciembre.- Se hace a la vela el Beagle, y al día siguiente, gracias a una hermosa brisa del este, nos acercamos a las Barnevelts pasando por delante de las inmensas rocas que forman el cabo Deceit, y a eso de las tres doblamos el cabo de Hornos, batido por las tempestades. La tarde está admirablemente tranquila y nos deja gozar del grandioso espectáculo que ofrecen las islas inmediatas. Pero parece que el cabo de Hornos exige que le paguemos su tributo, y antes de cerrar la noche nos envía una espantosa tempestad, que nos sopla precisamente de cara. Nos vemos obligados a ganar alta mar, y al aproximarnos de nuevo a tierra al día siguiente, percibimos este famoso promontorio, y ahora con todos los caracteres que le distinguen, esto es, envuelto en brumas y rodeado de un verdadero huracán de viento y agua. Inmensas nubes negras oscurecen el cielo, las sacudidas del viento y granizo nos asaetean con tan ruda violencia, que el capitán se decide a guarecerse, si es posible, en Wigwan Cove. Es éste un excelente puertecillo situado a poca distancia del cabo de Hornos; y allí echamos el ancla precisamente el día de Nochebuena. Alguna ráfaga de viento que baja de las montañas y hace balancear el barco sobre las anclas, nos recuerda de vez en cuando la tempestad que reina fuera de este excelente abrigo.
Charles Darwin, «El viaje del Beagle»[34]
Alan Villiers, un experto moderno en barcos mercantes tradicionales ha escrito una serie de libros con respecto a este tema, entre los que se incluyen «Por la vía del Cabo de Hornos».[35] Otros navegantes actuales que han realizado la ruta han escrito sus memorias, como las de Vito Dumas que escribió «Solo a través de los "rugientes cuarentas"» basado en su viaje alrededor del mundo.[36] Otro libro renombrado es el de Hal y Margaret Roth quienes escribieron «Dos contra el Cabo de Hornos»[37] [38] y el equipo padre-hijo formado por David y Daniel Hays en «Mi viejo y el mar: un padre y un hijo navegando alrededor del Cabo de Hornos».[39]
Bernard Moitessier, quien realizó dos importantes viajes en la zona, también escribió algunas memorias. Basado en su primer viaje junto a su esposa Françoise, escribió «Cabo de Hornos: la ruta lógica»,[40] y posteriormente escribió «La larga ruta»[41] cuando viajó sin acompañantes. Allí cuenta su paso por el Cabo en una noche tranquila:
La pequeña nube sobre la Luna se movió hacia la derecha. Miré. Allí está, tan cerca, a no más de 10 millas de distancia y justo bajo la Luna. Y no hay nada más excepto el cielo y la luna jugando con el cabo de Hornos. Miré. Apenas podía creerlo. Tan pequeña y tan grande. Una colina, pálida y gentil; una roca colosal, dura como el diamante.
Bernard Moitessier, «La larga ruta»
El cabo de Hornos también ha inspirado una serie de obras literarias de ficción, siendo la más importante la recopilación de cuentos «Cabo de Hornos y otras historias del fin del mundo» del chileno Francisco Coloane, basada principalmente en el cuento «Cabo de Hornos» que narra la historia de dos norteamericanos que se encuentran en una isla cercana al Cabo y que se aventuran a cazar lobos marinos para comercializar su piel.
Las costas occidentales de la Tierra del Fuego se desgranan en numerosas islas, entre las cuales culebrean canales misteriosos que van a perderse allá en el fin del mundo, en "La Sepultura del Diablo". Los marinos de todas las latitudes aseguran que allí, a una milla de ese trágico promontorio que apadrina el duelo constante de los dos océanos más grandes del mundo, en el cabo de Hornos, el diablo está fondeado con un par de toneladas de cadenas, que él arrastra, haciendo crujir sus grilletes en el fondo del mar en las noches tempestuosas y horrendas, cuando las aguas y las oscuras sombras parecen subir y bajar del cielo a esos abismos.
Francisco Coloane, «Cabo de Hornos»
El cabo de Hornos ha aparecido además en algunas producciones cinematográficas como por ejemplo la película Master and Commander del director Peter Weir.

1 comentari:

Eva van den Berg ha dit...

EI, Quim, has llegit el llibre "Hasta los confines del mundo" de Harry Thompson? Te l'aconsello!Disfruta la teva travessia.
Una abraçada de la mamma d'Spider...